jueves, 15 de diciembre de 2016

El siguiente es un relato inédito que por error quedó fuera del material publicado en el libro "Relatos de mi pago". También partenece a Tito Capdevila. Hoy sale a la luz para el disfrute de familiares y de quienes conocieron a esta  personalidad; don Gabriel Zeballos.

RECORDANDO A GABRIEL ZEBALLOS

De los amigos leales
Gabriel Zeballos, lo fue.
Y no por que él no esté
se borrará en mis cabales.
Y muy bien la pena vale
recordarlo aquí en su ausencia.
El humor e inteligencia
en su persona, existían.
Y cuántos se divertían
con sus sabias ocurrencias.

Yo trataré de contar
en cada verso, un motivo.
Pues, recordando percibo
que muchas dejo pasar.
Y no quiero por eso olvidar
su gran prueba de amistad.
Cuando, para navidad
me ofreció un pavo asado.
Sorpresivo el resultado
me deseó felicidad.

Dijo muy serio y sencillo,
aquí está lo prometido.
Yo me quedé sorprendido
metió mano a su bolsillo.
Y como un pequeño ovillo
un paquetito adornado.
Venía un gorrión dorado
me dijo... En esta santa vigilia
comanló con su familia
de mi granja, un pavo asado.

Para otra navidad
me prometió un jamón.
llegó pronto la ocasión
y encontré la novedad.
Una carta de amistad
pequeña mancha de grasa.
Abro el sobre a ver que pasa
cuanta fue mi admiración.
Allí venía el jamón
bien cabía en una taza.

De lechoncitos nonatos
muy diminutos, sacó
los jamones que aprensó
con sus exelentes tratos.
Y luego en muy pocos ratos
a punto de ser oreados,
los dejó a estos colgados
era una obra de arte.
Yo también tuve mi parte,
fue por muchos codiciado.

El sabía embalsamar
del colibrí hasta el ñandú.
Y tenía esa virtud
de sabiamente pensar.
Hasta para trabajar
exquisitos chacinados.
Molía carne, ayudado
con curiosa transmisión.
Que su Chevrolet campeón
le brindaba, levantado.

Geniales trucos sabía
de los juegos de salón.
Y en su casa, de anfitrión
en práctica los ponía.
Y grandes dotes tenía
como un actor principal.
Y dió muestras como tal
presentando con tesón,
en su casa de "El Rincón"
una obra teatral.

Un fantástico escenario
armó para tal efecto.
Los detalles tan perfectos
no se notan precarios.
Allí, todo el vecindario
admiró aquello tan bueno.
Con lluvia y fuertes truenos
ovbiamente artificiales.
Ensayó artistas locales
también integré el estreno.

Con su Chevrolet campeón
mil novecientos veintiocho.
Pasó su vida tan chocho
para él, era un avión.
Y con profunda emoción
lo vendió a Carlitos Fuentes.
Con el dolor que uno siente
cuando se aparta de un hijo.
Como reliquia, le dijo
nunca de mí, estará ausente.

En Pismanta otro hotel
con sus baños de salud,
que en su plena juventud
poseía don Gabriel.
De pronto tuvo con él
los huéspedes más honrosos.
Buscando baño y reposo
con su inconfundible estampa.
La Tropilla de Huachipampa
en sus días más gloriosos.

Si es que hay datos de aventuras
quisiera que anoten,una.
Don Buenaventura Luna
tenía cierta premura,
y aprovechó la cordura
de Gabriél, quien le prestó
dinero que él ocupó
para él y su Tropilla
regresando así a la Villa
y a Buenos Aires volvió.

Al cabo de algunos días
una carta revibió.
Y cuando Gabriel la abrió
de don Buena, giro había.
Sin duda le agradecía
con su calidad de amigo.
Con tinta roja, les digo
como orientando una pista.
Ojala que esa carta exista
para el recuerdo, un testigo.

Tito Capdevila

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